Según el Dr Mariano Devoto, docente e investigador de la Facultad de Agronomía de la UBA y CONICET, en las zonas típicamente agrícolas, hay que focalizar el esfuerzo en el manejo y conservación de los pequeños parches seminaturales que hay en los bordes de caminos, límites entre lotes, terraplenes de tren y otras áreas no manejadas (por ejemplo, bajos y humedales). Aún en paisajes dominados por grandes extensiones de cultivos existe una red de fragmentos conectados entre sí que pueden funcionar no sólo como refugios de la biodiversidad sino también como una fuente de beneficios para el área agrícola circundante.
Estos beneficios pueden ser múltiples: insectos que polinicen los cultivos, recursos florales para la apicultura, animales que contribuyan al control de plagas y malezas. En este sentido, una parte importante de nuestro proyecto es identificar qué características de los bordes determinan que sean mejores o peores refugios para los polinizadores. Algunas de las cosas que estamos evaluando son el ancho de los bordes y su composición de plantas. Además, estamos viendo cómo cada porción de borde forma en realidad parte de un paisaje complejo con múltiples elementos (cultivos, áreas no cultivadas, otros bordes) con los cuales se relaciona y que pueden afectar su composición de especies y su funcionamiento. En este sentido los polinizadores son un buen ejemplo de organismos móviles que “conectan” todo el paisaje.devoto 5
Creo que una vez que se consolide la conservación de lo que hay ahora se puede avanzar en ampliar estas áreas no cultivadas con un sistema similar al de los esquemas agroambientales que funcionan en otros países. Implicaría un cambio profundo de mirada sobre todo el sistema de parte de todos los actores involucrados, pero se puede hacer.
Independientemente de la forma particular que tomen los proyectos de conservación, creo que desde el ámbito científico tenemos la responsabilidad de generar y difundir información bien fundamentada, que pueda contribuir a que las decisiones que se tomen y las iniciativas que se ponga en marcha tengan cimientos lo más sólidos posibles. Por supuesto que también debemos contribuir en interpretar la información disponible para otros sistemas agrícolas del mundo y ver en qué medida se puede aplicar razonablemente en nuestro país. Si falta una base de conocimiento confiable, todo lo que se construya después va resultar endeble y sus probabilidades de éxito serán dudosas. El proceso de generar conocimiento, incluido el de naturaleza aplicada, puede resultar costoso -tanto en términos de tiempo como de recursos-, pero definitivamente vale la pena en el mediano y largo plazo. No podemos jugar a los dados con el destino de nuestra biodiversidad y los numerosos beneficios que nos provee.
Sobre el tema, el Dr. Leonardo Galetto, Profesor Titular Regular en la Universidad Nacional de Córdoba e Investigador de CONICET afirma: «Me parece fundamental desarrollar este tipo de proyectos junto con las empresas y productores para desarrollar conocimiento que sirva a toda la sociedad y genere espacios para desarrollar conciencia y una mejor comunicación pública del conocimiento científico disponible. Los cambios culturales requieren de poder profundizar la educación para alcanzar soluciones a los grandes problemas sociales que nos afectan actualmente».