Aproximadamente el 90 por ciento de las plantas con flores, el 75 por ciento de los cultivos alimentarios y el 35 por ciento de las tierras agrícolas mundiales dependen, en cierta medida, de la polinización, según estudios de las Naciones Unidas (UN).
Los polinizadores además de contribuir directamente a la seguridad alimentaria, son indispensables para conservar la biodiversidad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) reconoce el proceso de polinización como un servicio ecosistémico esencial, el cual a través del tiempo se vio afectado por múltiples factores. La necesidad de proteger y promover a los insectos polinizadores nos obliga a repensar un sistema agrícola con foco en la sustentabilidad y el cuidado de la biodiversidad.
Diego Ugalde -veterinario, experto en gestión de la innovación y coordinador de gestión tecnológica en la Universidad Técnica Nacional de Neuquén- comenta que hay muchas especies vegetales que requieren polinización entomófila para producir los frutos o las semillas, y para ello hay que utilizar la apicultura. La apicultura moderna, es la única actividad polinizadora que el hombre ha logrado manejar para la escala que requiere la agricultura con el nivel de intensificación actual.
El hombre ha generado escala de producción agrícola industrial y comercial de cultivos que deben ser acompañados por una polinización al mismo nivel o uno análogo. Esas producciones agrícolas son las que originan nuestros alimentos, ya sean cereales, oleaginosas, frutas u hortalizas que, sin la apicultura, no alcanzarían los rindes necesarios en cantidad y en calidad, agrega Ugalde.
La dieta de las personas hoy en día es una dieta balanceada que se conforma por un montón de alimentos que no solo tiene que ver con lo nutricional sino también con el gusto personal y el deseo de comer diferentes cosas. Por eso es tan importante la apicultura como actividad complementaria de la agrícola ya que, a través de la polinización dirigida, se pueda lograr esa escala de producción necesaria para abastecer la demanda.
Diferentes investigaciones realizadas y ensayos llevados adelante por especialistas del INTA en la Argentina, reafirman las estadísticas globales e indican que más del 70 % de los cultivos, en promedio, depende de la polinización para aumentar los rendimientos. Las abejas, a través de la polinización, mejoran la calidad y potencian la cantidad cosechada de un gran número de alimentos como almendras, manzanas, arándanos, peras, cítricos, algunas hortalizas y girasoles.
Gran parte de los alimentos que consumen los animales también requieren de polinización. Por lo tanto, tampoco habría un buen desarrollo de producción animal si no hay producción de pasturas, oleaginosas y cereales para este destino.
Ugalde recalca que, para mejorar la competitividad del sector apícola como proveedor de servicios de polinización es necesario plantear estrategias y acciones que promuevan la polinización como una tecnología de proceso a ser aplicada en las producciones agrícolas.
Si hubiera otra metodología u otra tecnología de polinización a escala industrial, el hombre ya seguramente la estaría utilizando, pero hoy en día la apicultura es la que logra esta escala.